Alcanzar la descarbonización total es uno de los más grandes desafíos impuestos en el último tiempo a nivel mundial. Para avanzar a paso firme y dar forma a este gran objetivo en 2017 se formó el Hydrogen Council, iniciativa mundial liderada por directores generales de 132 empresas líderes en energía, transporte, industria e inversión con una visión unida y a largo plazo para desarrollar la economía del hidrógeno.
Como parte de su actividad, recientemente este organismo publicó un último reporte titulado “Hydrogen Insights 2022”, desarrollado en colaboración con McKinsey & Compañía, donde expertos analizaron la actual situación del hidrógeno a nivel mundial y sus desafíos, concluyendo -entre otras ideas- que para alcanzar las cero emisiones mundiales al 2050 se requiere una inversión aproximada de USD 700 mil millones en hidrógeno al 2030, pero hoy solo el 3% de este capital está comprometido.
Además, el texto deja claro que “la ambición y las propuestas por sí solas no se traducen en un impacto positivo sobre el cambio climático. Se necesitan inversiones e implementación sobre el terreno (…) y urge la acción conjunta de los sectores público y privado”. De esta forma, el documento genera dos grandes desafíos mundiales por mejorar si se quiere alcanzar la meta final: El progreso de propuestas de inversiones y la ampliación del despliegue del hidrógeno en regiones; y permitir el comercio mundial de hidrógeno.
Ante los resultados expuestos, Ángela Castillo, Business Development Director – Energy & Process Industries para Black & Veatch Latinoamérica, destaca que, a la fecha, los gobiernos de varios países (destacando a América Latina) ya cuentan con grandes avances en estrategias y normativas que regulan y miden el correcto proceder, por lo que “ahora es el turno del sector privado para comenzar a actuar, estableciendo Hojas de Ruta que consideren características de resiliencia y prioricen las tecnologías a implementar en función del costo, riesgo, disponibilidad y oportunidades de escalar para alcanzar los objetivos de la descarbonización«.
La ejecutiva añade que “es importante iniciar cada proyecto de forma correcta ya que actualmente la industria está desarrollando muchas nuevas alternativas y tecnologías para alcanzar las cero emisiones al 2050 y, en términos de costos, será imposible poder “probar” todas las opciones para luego elegir finalmente cuál es la que mejor se adecúa a cada plan. Es por esto que se hace tan necesaria la implementación de roadmaps estratégicos y multidimensionales que permitan identificar lo que es posible, aceptando la incertidumbre y considerando una serie de alternativas que influirán y serán influenciadas por las alternativas tecnológicas”.
No obstante, y a pesar de los avances en materia regulatoria desarrollados hasta el momento, Castillo también destaca que como región hace falta ahondar mucho más sobre la certificación del hidrógeno, conjunto de reglas y procedimientos que se utilizan para estandarizar el proceso de rastreo y validación de sus atributos ambientales. “Tenemos que trabajar como región y no como países separados. Hay que hacer un esfuerzo global y poner los lineamientos sobre la mesa”, añade.
En cuanto a próximos desarrollos en materia de generación de energía limpia, en el corto/mediano plazo se espera que la generación de ésta tenga grandes avances, donde el hidrógeno será una de las principales opciones para almacenar energía renovable. Además, en los próximos cinco o seis años será factible el uso del hidrógeno y amoniaco en plantas de energía convencional para aumentar la flexibilidad del sistema de energía.
Asimismo, se espera una mayor transición de hidrógeno limpio mediante electrólisis o captura de carbono para uso industrial, y la región seguirá avanzando en el desarrollo de estaciones de carga para flotas de vehículos.
Por último, se estima que la mezcla de hidrógeno en redes de gas natural existentes pueda ser utilizada para calefacción personal, aminorando los costos energéticos que hoy conlleva este servicio y permitiendo establecer una matriz energética más limpia para todos, incluidos los usuarios finales.
El Hydrogen Council dice que de aquí al 2050 el 18% de la demanda energética mundial va a ser cubierta por hidrógeno. Para eso se requerirán inversiones anuales de 20 a 25 mil millones de dólares hasta finales del 2030, de los cuales el 40% estará destinado a la producción de hidrógeno. Más o menos 1/3 al transporte y distribución del hidrógeno.
Las aplicaciones más importantes a corto y mediano plazo de la descarbonización basadas en hidrógeno van a tener que ver con:
- Generación de energía, donde el hidrógeno va a ser una de las principales opciones para almacenar energía renovable
- El Hidrógeno y amoniaco estarán a 5 o 6 años de su uso factible en plantas de energía convencional para aumentar la flexibilidad del sistema de energía
- La transición de hidrógeno limpio mediante electrólisis o captura de carbono para uso industrial
- Estaciones de carga para flotas de vehículos (donde B&V es fuerte en estaciones de carga y electrolineras)
- Por último, vendrá la mezcla de hidrógeno en redes de gas natural existentes para calefacción. Será lo último en entrar dentro de los usos del hidrógeno que el día de mañana sería ideal que podamos calefaccionarnos como usuarios personales
Para todo lo anterior es necesario tener una Hoja de Ruta estratégica de descarbonización que tiene que ser multidimensional (identificando lo que es posible, aceptando la incertidumbre (no todo va a estar bajo control, sino que habrá ciertos puntos de parada. Este punto sirve para hacer un análisis de lo desarrollado y cómo seguir) y considerar una serie de alternativas que influirán y serán influenciadas por las alternativas tecnológicas.
También tiene que estar muy claro el tema regulatorio. Si bien tenemos estrategias claras en la mayoría de los países de la región como Chile y Colombia que están bastante avanzados, se necesita hablar sobre la certificación del hidrógeno que es un tema muy importante.
También poner las tecnologías en contexto para seguir avanzando en esta Hoja de Ruta. Identificar los cronogramas de las ya existentes y las que están por venir. Identificar la curva de costos probables (se espera que el costo de esta tecnología disminuya en el futuro, por lo que los proyectos serán más viables)
Identificar las características de resiliencia y priorizar tecnologías en función del costo, riesgo, disponibilidad y las oportunidades de escalar como opciones para ayudar a los objetivos de la descarbonización
Hay 3 formas en que nuestra economía puede alejarse del carbono a través del uso del hidrógeno:
- Generación de energía de hidrógeno verde en instalaciones de gas
- El combustible del hidrógeno para transporte pesado y uso comercial (que es lo que se está avanzando bastante ahora con estos pilotos de la minería)
- El uso del amoniaco verde para la producción de energía y otras sustancias químicas más ecológicas
Enlazar esto con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde ya que Chile (y varios países de la región) tiene una estrategia clara de hacia dónde ir, y depende ahora del sector privado el desarrollar las estrategias para lograrlo, impulsando al hidrógeno como un pilar dentro del objetivo de descarbonización mundial», culmina Castillo.