Desde Santiago hasta Chuquicamata, Eduardo Aguirre encontró en la minería y el tenis de mesa el equilibrio perfecto para alcanzar grandes logros profesionales y deportivos.
Eduardo René Aguirre Becker no sólo mantiene en marcha a los camiones de extracción de Chuquicamata, también eleva la bandera de Chile en las más prestigiosas competiciones internacionales de tenis de mesa. Su vida es un testimonio del poder de la disciplina y el amor por dos mundos que, aunque distintos, comparten su búsqueda por la excelencia.
Nacido en Santiago hace 63 años, Eduardo o Lalo, como lo llaman sus compañeros y compañeras de trabajo, comenzó a los ocho años a jugar tenis de mesa bajo la guía de entrenadores chinos. Sus habilidades lo llevaron a ser parte de la élite deportiva nacional y traspasar fronteras, representando a Chile en diversas competiciones internacionales y logrando títulos infantiles, juveniles y de todo competidor adulto.
En 1987, decidió cambiar el exigente ritmo de la selección nacional de tenis de mesa y se trasladó hasta Chuquicamata, invitado a ser el entrenador de la liga infantil de este deporte en el campamento minero. Un año después, decidió quedarse y comenzó a trabajar en la División. “Chuquicamata era encantador, siempre lo he considerado como un paraíso. Me gustó su gente, me gustó todo, por eso nunca más volví a Santiago”, afirmó.
Se desempeñó en la Refinería y luego en Óxidos, y hace 14 años que es parte del equipo de electromecánicos de Mantención Mina Rajo. En total, suma 36 años trabajando en Chuquicamata y para él es “todo, es mi vida. Estoy casado, tengo mi hija, gracias a Dios le pude dar estudios, tengo mi casa, ha sido espectacular. Soy un agradecido de esta tierra”.
Junto a Patricia, lleva 35 años de matrimonio y son padres de Nicol, quien actualmente vive en Antofagasta. Además, es abuelo de Alonso, Matilda y de un bebé que viene en camino. Su nieto mayor ya comenzó a seguir los pasos de su abuelo y está entrenando en la “Perla del Norte”.
Campeón chileno, sudamericano y panamericano
En 2010, decidió retomar el tenis de mesa y comenzar a conjugar el trabajo y el entrenamiento altamente competitivo. Hoy, Eduardo es campeón chileno, sudamericano y panamericano en categoría máster individual 60-64 años, además obtuvo el tercer lugar en dobles mixtos, junto a la rancagüina Jaqueline Díaz, en el Mundial de Tenis de Mesa Roma 2024.
“Todo se puede, igual estuve un tiempo dedicado más al trabajo que al deporte, pero me di cuenta que el deporte me ha dado muchas satisfacciones, no para ser una gran estrella, sino que para llevar bien el día a día y estar bien conmigo mismo. El esfuerzo que hago igual es grande, después de 12 horas trabajando llego, me cambio de ropa y entreno una hora y media a dos para mantenerme”, manifestó.
Eduardo agradece el apoyo que ha recibido de Codelco, su jefatura y sus compañeros de turno cuando ha debido viajar para competir. Por su parte, sus colegas se declaran orgullosos de poder apoyarlo en el trabajo y como amigos, dando ejemplo del fundamental valor corporativo de la Colaboración.
Yerko Ávalos, electromecánico, cree que “el deporte es esencial para las personas, tanto física como mentalmente, así que feliz y contento por apoyar a nuestro compañero en sus clasificatorias que realiza en varias ciudades y países, donde él ha sacado los primeros lugares en representación de Calama, que es lo más importante”.
De cara al futuro, se está preparando para competir en abril en el Sudamericano 2025 de Río de Janeiro y asistir a un homenaje en La Cisterna para las y los medallistas mundiales. Además, Eduardo espera seguir disfrutando del tenis de mesa y compartir su experiencia entrenando a nuevas generaciones, perpetuando su legado de dedicación, entrega y excelencia.
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