Las condiciones de operación y la diversidad de compuestos que forman parte de los procesos mineros, ponen diariamente a prueba la resistencia de la infraestructura en terreno, generando inquietud tanto en compañías productoras como en sus proveedores.
Al respecto, Christian Ihle, académico del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile, comenta que “hace algunas décadas se pensaba que los mineroductos formaban parte de una clase de infraestructura que requería un mínimo de vigilancia y mantenimiento.El desarrollo de una serie de fallas entre fines de los años 90 y comienzo de la década de 2000 expuso la necesidad de contar con una visión alineada con el concepto de integridad, históricamente asociada a los sistemas de transporte de petróleo y gas”.
“Hoy, el panorama difiere significativamente de los primeros días de los mineroductos en Chile y es común que las Gerencias y Superintendencias a cargo de la operación de este tipo de sistema pongan un acento cada vez mayor en el monitoreo y predicción de las variables que en definitiva pueden afectar tanto la función como la eficiencia de este tipo de sistema. Por otro lado, las experiencias y lecciones aprendidas de fallas y condiciones operacionales subestándar recopiladas de los mineroductos han sido adaptadas en sistemas de transporte de agua, incluyendo agua de mar directa y agua desalada”, menciona el profesional, quien es además gerente de Innovación en Shimin Ingeniería.
Sus dichos son complementados por Mauricio Sarabia, investigador de la Facultad Ingeniería, Arquitectura y Diseño (FIAD) de la Universidad San Sebastián, quien explica que “la operación eficiente y segura de mineroductos basados en geomembranas está influenciada por varios factores, uno de ellos es el manejo y análisis de la corrosión del material, lo cual es crucial para mantener la integridad de estos ductos en el tiempo. Sin embargo, las posibles soluciones provenientes del mundo académico, en particular del área de la ciencia de los materiales, aún están en desarrollo, y las empresas fabricantes de geomembranas proponen la generación de programas integrales de gestión de la corrosión con el fin de subsanar los posibles deterioros del material a largo plazo”.
“Por ejemplo, las tuberías de acero utilizadas en los mineroductos para la extracción de arenas bituminosas se enfrentan a una constante erosión y la corrosión, lo que requiere reemplazo y mantenimiento periódico para un transporte seguro de estos elementos’’, añade.
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