Los procesos hidrometalúrgicos hacen posible el procesamiento de los minerales oxidados de cobre, cumpliendo de esta manera una relevante función en el desarrollo del sector, la cual se ve condicionada por el tipo de recursos que en la actualidad están siendo tratados en los yacimientos nacionales.
Es así como en el informe “Proyección de la producción de cobre en Chile 2022 – 2033”, que Cochilco dio a conocer el año pasado, se consignó que “existe una extensión importante de la vida útil de algunas faenas de óxidos, sin embargo esto no es suficiente para subsanar la problemática relacionada al cambio de matriz productiva, esto es la inexistencia de iniciativas públicas o privadas que busquen una forma de utilizar la capacidad instalada de alrededor de 2,2 millones de toneladas de cobre fino en plantas hidrometalúrgicas”.
Por otra parte, “la producción hidrometalúrgica en la próxima década pasaría de una participación de 25,1% de la producción total en 2021 (1,41 millones de toneladas), a un 6,3% de participación hacia 2033, lo que equivale a poco más de 416 mil toneladas, es decir una caída de 70,6%. Esto viene de la mano del cierre de casi 14 operaciones hidrometalúrgicas, quedando hacia fines del periodo de análisis 20 operativas, 9 pertenecientes a la gran minería estatal y privada, más las 6 operaciones de Enami y 5 operaciones de mediana minería”, añade el reporte.
En ese contexto, Esteban Domic, socio de Voces Mineras A.G., recordó que, en relación con el cobre, la hidrometalurgia marca la producción de cátodos electrolíticos versus concentrados. “Estos son un producto terminado, disponible para comercialización final, independizándose de las fundiciones intermedias. Actualmente, representan una fracción (aproximadamente 20%) cada vez menor de nuestra producción como país. Hace algunos años habían alcanzado cerca del 40%”, advirtió.
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