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Pamela Chávez y relevancia de la I+D: “No se puede seguir haciendo minería en forma tradicional”

Un relevante currículum presenta Pamela Chávez, quien en septiembre pasado pasó a formar parte del Directorio de Fundación Chile.

Ingeniera acuícola de la Universidad de Antofagasta, máster en Microbiología Acuática, doctora en Microbiología Molecular y Biotecnología de la Universidad de Kyoto, y post doctora de la Universidad de Hawaii at Manoa, Pamela Chávez ha impulsado tres Empresas de Base Científica Tecnológica (EBCT) —Biotecnología Antofagasta, Aguamarina y Domolif—.

La científica, que posee más de 20 patentes a su haber y dos premios Avonni, espera jugar un rol en la estrategia de programas y de acciones de la entidad público-privada, para seguir fortaleciendo el ecosistema de innovación en el área de minería, para que Chile tenga proveedores de clase mundial, con la capacidad de enfrentar los desafíos que hay a nivel local.

Desde la dirección ejecutiva de Domolif, Pamela Chávez se encarga de que esta empresa biotecnológica enfocada en crear nuevas tecnologías para la industria minera ponga foco en la sostenibilidad y la economía circular, en las áreas del control de sílice, corrosión, relaves mineros, estudios de biodiversidad y metagenómica.

¿Cuándo se inició su carrera como emprendedora biotecnológica en la minería?

En 2004, con la creación de Biotecnología Antofagasta, la que vendí dos años después para fundar Aguamarina. Dejé mi trabajo como académica en la Universidad de Antofagasta, decidida a crear una startup de base científico-tecnológica con un fuerte arraigo territorial y que pusiera al centro los problemas de los clientes para buscar una solución diferente desde la biotecnología.

¿Cómo se posicionó Aguamarina en el ámbito minero?

Como un proveedor que combinaba la I+D con minería. Se hizo conocido por responder a problemáticas de la industria a través de biolixiviación, biocorrosión y estabilización de tranques de relaves y laderas. El hito fue convertirse en el primer proveedor de la minería en levantar un fondo en Silicon Valley para ser invertido en Chile.

¿Qué relevancia tuvo el apoyo de fondos de inversión?

Mi camino de emprendimiento siempre fue acompañado por socios y fondos de inversión. Pasamos por todos los procesos de levantamiento de capital. Esa experiencia fue también una oportunidad para desarrollar otro músculo, como fue el de incorporar un servicio de consultoría de aceleración a otras Empresas de Base Científica Tecnológica (EBCT). 

Evolución del ecosistema minero

¿Qué cambios hubo en el ecosistema de innovación en minería en este periodo?

Durante estos 16 años de camino recorrido, me tocó ver una evolución del mercado también. De una minería que no invertía nada en I+D, pasamos a una que ahora sabe que necesita innovación y, por eso, hay muchos programas, fondos de inversión y aceleradoras.

¿Hubo momentos críticos, como suele ocurrir con los emprendimientos de EBCT?

Viví dos crisis mineras, la de 2009 y la de 2015, y las compañías te avisaban que te iban a pagar de 90 hasta 120 días, y eso para una empresa chica, que depende de un solo cliente, fue fatal. Muchas empresas quebraron.

¿No había suficientes programas de apoyo a la innovación?

Curiosamente, antes también existían programas de startups para la innovación en minería, pero ninguno te llevaba a tener un contrato con una compañía. Sin contrato y sin poder cerrar una venta, se hacía súper cuesta arriba. Pero el ecosistema cambió bastante en una década y hoy día es muy atractivo poder emprender en minería.

El regreso a Fundación Chile

Convencida de que las mujeres cumplen un rol al mando de las empresas y también dirigiéndolas, junto a Nancy Pérez, Varinka Farren y Carolina Sepúlveda, Pamela Chávez fundó Women Board Up en marzo de 2022, una asociación cuyo fin es aumentar la participación de las mujeres en los directorios de las compañías.

¿Cuál es el aporte de las mujeres en los directorios?

Las mujeres traen algo especial a la mesa en la toma de decisiones, en la mirada de precaución y en aspectos emocionales; algo que las hace más inteligentes. Y no lo digo yo, sino que lo afirman estudios de Harvard Business Review. (…) Si quieres cambiar una industria, tienes que cambiar los directorios.

¿Por qué se enfocaron en las EBCT?

Porque son empresas que van a crecer rápido, que necesitan inteligencia diversa, y vemos que hay muchas mujeres con la capacidad de impulsarlas.

En lo personal, ¿cuál es el desafío de incorporarse al directorio de Fundación Chile?

Como parte del directorio, espero jugar un rol en poner foco en el emprendedor tecnológico, para que llegue a ser de clase mundial y con un gran foco en resolver grandes dolores de la industria. En ello es bueno que Expande juegue un rol mucho más desde el emprendedor y colocación de tecnología.

¿Cómo se proyecta la industria minera y qué rol le cabe a Fundación Chile en ese futuro próximo?

Vienen muchas transformaciones en este sector. Por un lado, tenemos una crisis ambiental y, por otro, nuevos desafíos con la aparición de una nueva industria como la del litio. En ello, Fundación Chile debe ser un actor fundamental y tender los puentes que permitan tener las capacidades que requiere ese desarrollo.

¿Qué relevancia tiene la I+D en ese proceso de evolución en la minería?

La I+D debe ser la base de esa transformación, no se puede seguir haciendo minería en forma tradicional. Hoy ya estamos en otro escenario, bien catastrófico desde el punto de vista ambiental (…) Como humanidad, estamos viviendo un proceso de extinción, en el que dos tercios de la biodiversidad del planeta ya desapareció. Entonces, en ecosistemas vulnerables como son los salares, no es llegar y eliminar toda la genómica y la fauna que hay ahí.

En ese sentido, ¿el desarrollo del litio no debería seguir la misma ruta de la minería del cobre?

Es que justamente hay que preguntarse si vamos a hacer el litio igual que el cobre, o vamos a poner una vara de tecnología alta, que sea mucho más sostenible y acorde a los desafíos actuales. Tenemos que hacer cuajar de verdad la transferencia tecnológica y para cuatro industrias que hoy son claves: desaladoras, energía, litio y cobre.