El estudio realizado por la Universidad de Antofagasta analizó la potencial presencia de 10 metales pesados en el borde costero nortino.
Investigación de la Universidad de Antofagasta sobre la presencia de elementos trazas y metales pesados en suelo y sedimento marino del borde costero del norte de Chile. descubrió que hay 33 puntos entre las regiones de Coquimbo y Arica y Parinacota. El estudio que fue liderado por la académica de la Facultad de Ciencias Básicas y doctora en Química Analítica de la UA, Dra. Isabel Pizarro, se realizó con el objetivo de levantar información de zonas cercanas a tranques de relave minero.
“Hemos encontrado que hay lugares donde el enriquecimiento geogénico (a partir del mismo terreno) se suma a las acciones antropogénicas (causadas por intervención humana) y eso hace subir los niveles de concentración de metales pesados. Esto pasa, por ejemplo, en Tocopilla, Taltal y Tongoy, localidades donde el Arsénico y el Plomo se encuentran en cifras exorbitantemente altas respecto a los otros puntos de estudio. Por otra parte, en Huasco detectamos un pH en suelo de 3,5, respecto a una normalidad de 7,2 e incluso 8, esto provocado por las obras mineras en la Planta de Pellets, las que enriquecen la presencia de Hierro natural del lugar y eso entrega resultados de concentraciones estratosféricas”, mencionó la académica a cargo del proyecto.
La investigadora, se refirió además a algunos resultados obtenidos en la ciudad de Antofagasta que son altamente preocupantes, correspondiendo estos a muestras de los sectores de “Playa Amarilla”, “El Tatio”, “Las Petroleras” y “Playa La Chimba”, sitios en los que, si bien la presencia de metales pesados no es tan alta, si hay gran movilidad de estos contaminantes, los que podrían estar afectando la salud de la comunidad.
Asimismo, la académica indicó que “la movilidad se refiere al movimiento de un contaminante a través de otras matrices, como el aire, lo que conlleva una biodisponibilidad, que indica qué tan posible es la incorporación de este elemento hacia mi organismo e incluso hacia los causes de agua, afectando a la cadena alimentaria. En el caso de Antofagasta, encontramos presencia de mucho material orgánico en el sector de El Tatio, y gran movilidad de Plomo en Playa Amarilla, Mercurio en el sector de Las Petroleras y Arsénico en Playa La Chimba, por lo que quienes acuden habitualmente o diariamente a estos lugares podrían verse afectados y es recomendable que se hagan chequeos médicos”, relató la Dra. Pizarro.
Dentro de los resultados, se destaca también la gran presencia de materia orgánica en diversos puntos muestreados, situación que favorece la movilidad de metales pesados del borde del costero, esto debido a su intervención en el transporte de iones.
El estudio, analizó la potencial presencia de 10 metales pesados en el borde costero nortino, (Arsénico, Plomo, Mercurio, Cromo, Cadmio, Cobre, Hierro, Níquel, Zinc y Manganeso). “Se ha comprobado geológicamente que las fracciones gruesas (2.000 micrones) corresponden a una acumulación de contaminación de origen antropogénico, es decir, las que son responsabilidad de los humanos; y las fracciones menores (63 micrones), son asociadas a contaminantes de la roca madre, o sea, de origen natural. Esta es la razón por la cual elegimos esta técnica para nuestro estudio”, comentó la Dra. Pizarro.
Legislación
Actualmente, si bien en Chile se ha trabajado en avanzar en un proyecto de Ley Marco de Suelos, aún no existen promulgaciones concretas de esta regulación, junto a lo anterior, no se han considerado las características regionales particulares, como borde costero, y las conversaciones han sido encaminadas, por ejemplo, en suelos agrícolas. Esta falta de legislación, ha implicado que los análisis de este tipo de estudios tengan que regirse por normas internacionales que no consideran la geogenia del país.
“Para nuestros análisis debemos basarnos en normas canadienses, de países bajos o de Estados Unidos, en las que algunas son más permisibles que otras y presentan diferentes resultados para un mismo elemento como un nivel basal. Hay niveles que no son comparables, ya que nuestro nivel basal natural es mucho más alto que sus parámetros máximos, por ejemplo. Las opiniones son muy controversiales, pero a pesar de ello, tenemos mediciones que escapan a cualquier norma o índice recomendable por la Organización Mundial de la Salud”, puntualizó la académica Isabel Pizarro.
Este proyecto de Ley, impulsado por la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo, se comenzó a impulsar en el año 2018 para concientizar sobre la protección de este sistema y tuvo avances en la Comisión de Agricultura del Senado durante el año 2019, instancia desde la que se trabajó un borrador de la Ley, sin embargo, hasta hoy no se ha aprobado su discusión y legislación.
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