La petrolera estatal argentina se propone convertirse en la compañía más eficiente del mundo en producción no convencional. Para lograrlo, apuesta por innovación tecnológica, decisiones en tiempo real y un cambio cultural inspirado en la industria automotriz japonesa.
Bajo la conducción de Horacio Daniel Marín, YPF ha emprendido un profundo proceso de transformación para posicionarse como líder global en el desarrollo de petróleo y gas no convencional. La estrategia se apoya en cuatro pilares: foco en activos de alta rentabilidad como Vaca Muerta, gestión activa del portafolio, incorporación de nuevas tecnologías y eficiencia operacional inspirada en la cultura Toyota.
Vaca Muerta, el corazón de la reconversión
YPF concentra su esfuerzo en Vaca Muerta, donde controla más del 50% del área en desarrollo y opera alrededor del 70% de la producción total de shale en Argentina. La compañía ya ha reducido su lifting cost a menos de 5 dólares por barril, comparándose favorablemente con las principales cuencas de Estados Unidos, como Permian o Eagle Ford.
Este reposicionamiento ha implicado la salida de operaciones no rentables —como sus filiales en Brasil y Chile— y la reversión de campos maduros a las provincias, concentrando inversiones en proyectos de alto retorno.
Del monitoreo al tiempo real: inteligencia operacional al estilo ExxonMobil
Una de las claves del nuevo modelo es el Real Time Intelligence Center en la torre de YPF en Buenos Aires, donde se centraliza la toma de decisiones operativas. Este centro permite controlar, analizar y ajustar en tiempo real el desempeño de perforaciones, fracturas y producción en Neuquén, mejorando los tiempos de respuesta y reduciendo los márgenes de error.
“Pasamos de salas de monitoreo a centros de decisiones. Cada equipo analiza simultáneamente múltiples operaciones. Estamos operando al nivel de las grandes petroleras del mundo”, explicó Marín.
Cultura Toyota: eficiencia industrial aplicada al subsuelo
Más allá de la infraestructura y la tecnología, YPF está impulsando un cambio cultural radical al interior de su operación, inspirado en el modelo de gestión japonés conocido como Toyota Production System.
Este enfoque, que dio lugar al concepto de “Toyota Well”, traslada principios de eficiencia industrial, mejora continua (kaizen), trabajo estandarizado y reducción de desperdicios a la perforación de pozos. En lugar de ejecutar cada pozo como una obra única, YPF los construye como si se tratara de una línea de ensamblaje industrial, elevando la previsibilidad, reduciendo variaciones y maximizando la productividad.
“El Toyota Well es un concepto disruptivo en la industria del petróleo. Lo creamos para replicar en Vaca Muerta lo que Toyota logró en la manufactura: construir pozos como si fueran autos, con calidad constante y máxima eficiencia”, dijo Marín. “No se trata solo de tecnología, sino de cultura, disciplina y método”.
Rumbo a 2031: exportaciones, GNL y renovables
Con la infraestructura adecuada en marcha —incluido un nuevo oleoducto con financiamiento privado por 1.700 millones de dólares—, YPF prevé duplicar la producción de petróleo, cuadruplicar la de gas y exportar más de 10.000 millones de dólares por año hacia el final de la década.
Además, avanza en dos proyectos de plantas de licuefacción para exportar gas natural licuado (GNL) a partir de 2027, en consorcio con Shell, Eni y potencialmente otras compañías globales.
A esto se suma el crecimiento sostenido en energía renovable, con 700 MW en operación y la meta de alcanzar 1 GW en 2026, lo que convierte a YPF en el segundo mayor generador renovable del país.
Una empresa rentable, resiliente y con visión de país
La compañía proyecta convertirse en una de las 20 petroleras más grandes del mundo, con cash flow positivo sostenido desde 2028 y capacidad de distribuir dividendos desde ese mismo año. Para entonces, YPF habrá completado su reconversión hacia una compañía integrada, rentable, exportadora y resiliente a cualquier precio internacional.
“Estamos construyendo una YPF enfocada en generar valor, no en hacer política”, concluye Marín. “Nuestro compromiso es con la productividad, la innovación y el desarrollo de largo plazo para el país. Queremos dejar una empresa sólida, moderna y con proyección internacional”.
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